Si las hojas de tus cultivos empiezan a amarillear entre las nervaduras —sobre todo en las más viejas— y notas un crecimiento lento, es muy posible que estés ante una deficiencia de magnesio. Este nutriente es el corazón de la clorofila (el pigmento verde que capta la luz) y participa en reacciones enzimáticas clave de la planta. El nitrato de magnesio (Mg(NO₃)₂) es una fuente altamente soluble que aporta magnesio junto con nitrógeno nítrico (forma NO₃⁻), de absorción rápida. Dicho simple: entrega “combustible” para la fotosíntesis y, a la vez, acelera el crecimiento vegetativo.

Qué es y cómo actúa (sin enredos)

El nitrato de magnesio es una sal soluble que combina dos elementos esenciales:

  • Magnesio (Mg): moviliza energía dentro de la planta y estabiliza la clorofila. Al ser un nutriente “móvil”, la planta lo traslada desde hojas viejas a hojas nuevas; por eso la clorosis (amarillamiento) aparece primero en hojas inferiores.

  • Nitrógeno nítrico (NO₃⁻): forma de nitrógeno que la planta asimila de inmediato, útil para “empujar” el crecimiento sin retrasos.

En términos de manejo, esto se traduce en mejor color, hojas más activas y fotosíntesis sostenida, algo que se refleja en uniformidad y rendimiento.

Cuándo conviene usarlo

Hay tres escenarios típicos en los que el nitrato de magnesio marca diferencia:

  1. Síntomas claros de deficiencia de magnesio: amarillamiento internerval en hojas viejas, bordes que pierden color y plantas “apagadas”.

  2. Etapas de alto consumo: arranque vegetativo, prefloración y cuajes iniciales, cuando la planta demanda energía y tejidos nuevos.

  3. Suelos y condiciones que lo “roban”: lixiviación en suelos arenosos, antagonismos por exceso de potasio/calcio, o pH desbalanceado.

En estas situaciones, una intervención rápida con magnesio soluble y disponible ayuda a corregir el curso sin detener el ciclo del cultivo.

Beneficios que verás en campo

El primer cambio suele apreciarse en el tono de la hoja: el verde recupera intensidad y el amarillamiento se detiene. Con el ciclo en marcha, notarás mejor tasa fotosintética, brotes más firmes y uniformidad de lotes. En frutales y hortalizas, esto se traduce en mejor llenado, consistencia de calibres y una calidad más pareja al cosechar.

Cómo aplicarlo (bien, y sin riesgos)

Tienes dos vías principales y complementarias:

Aplicación foliar (foliar spray = aplicación sobre hoja)

La vía foliar es la más rápida para “apagar incendios” nutricionales. Como guía práctica, trabaja con soluciones bajas a medias (por ejemplo, 0,2% a 0,5% = 2–5 g por litro) y pulveriza en horas frescas. Evita las horas de sol intenso para reducir riesgo de quemado y respeta siempre la EC (conductividad) objetivo de tu programa. Un coadyuvante humectante ayuda a mojar bien la lámina foliar.

Fertirrigación (fertigation = fertilizar por riego)

En riego presurizado, incorpora nitrato de magnesio al tanque madre siguiendo tu receta de NPK. No lo mezcles en el mismo tanque concentrado con productos incompatibles (por ejemplo, fosfatos altamente concentrados) para evitar precipitaciones; la regla de oro es hacer una prueba de jarra antes de preparar el lote grande. Fracciona la dosis semanal en aplicaciones chicas y frecuentes: la planta agradece el “goteo” constante de nutrientes.

Consejo operativo: calibra pH y EC del agua base. Un agua “dura” (mucho calcio) o muy alcalina puede cambiar la disponibilidad de nutrientes. Ajustar el pH a rangos recomendados por cultivo mejora la eficiencia de cada kilo de fertilizante.

Errores frecuentes (y cómo evitarlos)

  • Sobredosis foliar en calor: más concentración no significa más efecto. Respeta rangos y aplica cuando el tejido está turgente, nunca a pleno sol del mediodía.

  • Mezclas incompatibles en tanque concentrado: precipitados = boquillas tapadas y nutrientes inutilizados. Separar tanques y mezclar “en línea” suele ser la solución.

  • Confundir sales: el sulfato de magnesio (sales de Epsom) funciona, pero no aporta nitrógeno; usa una u otra según tu objetivo nutricional.

  • Descuidar el agua: si la planta sufre estrés hídrico, ningún programa nutricional compensa esa limitación.

Seguridad y almacenamiento

El nitrato de magnesio es una sal oxidante: almacénalo en lugar fresco y seco, lejos de materiales incompatibles y de alimentos/piensos. Usa EPP (guantes, gafas, mascarilla) durante la preparación, y conserva la HDS/SDS a mano para el equipo de trabajo. Cerrar bien los envases evita que la humedad forme grumos y pierdas solubilidad.

Preguntas rápidas

¿Puedo combinarlo con calcio?
Sí en fertirrigación, siempre que uses tanques separados cuando las soluciones son concentradas. En aplicación foliar, revisa compatibilidades y haz prueba de jarra.

¿Sirve en suelos ácidos o arenosos?
Justamente allí su desempeño es interesante, porque el magnesio se lixivia con facilidad; la dosis fraccionada ayuda a retenerlo en el sistema radicular.

¿Cuánto tarda en verse el efecto?
En foliar, el “rebote” de color puede notarse en días; en fertirrigación, es más gradual pero sostenido.